jueves, 16 de junio de 2016

Sexo, drogas.... y quedadas de Internet cap 3

El contraste del calor de su cuerpo con el agua fría hizo que cada poro de su piel se erizase, obligándola a contener la respiración a la vez que sus pezones se endurecían.

Si había pensado que no calentar el agua podría ayudarle a olvidar lo que estaba ocurriendo a tan solo una puerta de distancia, estaba equivocada.

Las risas y cuchicheos del salón habían dado paso a silencios rotos sólo por pequeños gemidos y susurros indescifrables.

Parecía que Sandra no había podido esperar y que, al contrario de lo que había acordado con todas, la fiesta había comenzado antes siquiera de pisar la ducha.

Al oír como el trío de mujeres pasaba por delante de la puerta del baño camino de la habitación de Sandra, la imaginación de Helena se disparó y no pudo evitar hacer caso al peso que empezaba a sentir en la boca del estómago y que sabía que acabaría llegando más abajo.

"Qué demonios! Ya no creo que les importe si tardo un poco más en salir del baño..."

Helena puso el tapón en el desagüe, abrió la llave del agua caliente y dejó que la bañera se llenase de agua templada.

"No va a ser Sandra la única que disfrute en esta casa"

Se acostó en la bañera. El agua caliente acariciando su cuerpo y relajando la dureza de sus pezones a la vez que aumentaba el calor entre sus muslos.

Cerró los ojos y repasó el día en la playa. Recorrió uno a uno los rostros de todas las mujeres que había estado allí, buscando uno para acompañarla en su fantasía.

Ya sabía a quién iba a elegir...

La toledana le había llamado la atención desde el primer momento, pero también desde el primer instante había estado claro que no tendría nada que hacer con ella... Ana se le había adelantado y no se había separado de Reme ni un momento en todo el fin de semana.

"Bueno, nadie tiene porqué enterarse.." Pensó Helena mientras dejaba que su imaginación recorriera el cuerpo de Reme, mientras sus manos recorrían el suyo propio.

Empezó acariciando suavemente el hueco que quedaba entre sus pechos, deslizando la mano hacia su estómago.


La anticipación de lo que iba a ocurrir le hacía juntar sus muslos apretándolos, lo que no hacía más que aumentar las ganas de bajar la mano aún más... pero todavía era demasiado pronto. Quería disfrutar del momento, pensar que Reme le hacía sufrir haciéndola esperar

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