"Bueno chicas, parece que
vamos a tener que esperar un poco para hacer el trenecito y frotarnos la
espalda unas a otras..." Dijo Sandra cuando Helena abandonó el salón
camino de la ducha.
"Mmm, yo no sé Isa, Sandra,
pero a mí no me importaría empezar por cualquier otro tipo de trenecito... La
ducha casi mejor la dejamos para el final, que nos hará más falta."
"Estoy de acuerdo Marta."
Isa se acercó a Sandra, le acarició la nuca y después de lamerle el lóbulo de la
oreja le susurró al oído "De todas maneras, llevo tanto tiempo pensando en
esto que no sé si podría esperar mucho más."
Con el primer contacto, los
pezones de Sandra se erizaron, haciéndose presentes a través de su camiseta blanca.
"Vaya Isa, parece que Sandra
tampoco puede esperar mucho. Déjame que les dé la bienvenida" y Marta se
agachó para apresar uno de los pezones de Sandra suavemente entre sus labios.
"Está bien, chicas, creo que
deberíamos ir a mi habitación. No quiero que Helena me arranque la cabeza
mañana y, además, mi maleta está en mi habitación, y creo que os va a gustar lo
que tengo guardado en ella para vosotras".
Isa y Marta se miraron expectantes
y una sonrisa cómplice se dibujó es sus rostros.
Veríamos quién sería la que se
sorprendiese esa noche...
Sandra guió a Marta e Isa hasta su cuarto.
“Podéis dejar las mochilas encima
de la silla” Dijo Sandra mientras se sentaba en el borde de la cama con las
piernas cruzadas y las manos apoyadas en el colchón, dando pequeños toques
sobre la colcha e invitando a las chicas a unirse cuando hubiesen dejado sus
cosas.
Isa fue la primera que se acercó
y se sentó a la derecha de Sandra, cogiéndole de la barbilla y girando su cara
suavemente para besarla.
El beso de Isa fue tranquilo,
rozando los labios de Sandra con suavidad y acariciándolos levemente con la
punta de la lengua, reconociéndolos, estudiándolos…
Mientras se dejaba lamer los
labios por Isa, Sandra notó como el colchón a su izquierda se hundía y como unas
manos recogían su pelo hacia atrás, dejando expuesto su cuello.
Una deliciosa presión justo
encima de su clavícula hizo que un pequeño gemido se escapase en su garganta, y
aquello fue suficiente para que el antes suave beso de Isa se volviese más profundo
y envistiese con la lengua la abertura de la boca de Sandra, hasta que ésta se
abrió de par en par para dejarse devorar.
La lengua de Isa recorría los
interiores de su boca, los labios de Marta devoraban cada centímetro de su
cuello, su piel se erizaba y sus pezones ya no soportaban ni el roce de la tela.
Sin saber muy bien quién ni como la habían llevado hasta allí, Sandra se encontró totalmente tumbada en la cama,
con la cabeza apoyada en la almohada y sin nada más que sus bragas rosas
cubriendo su cuerpo… sus bragas rosas y dos cuerpos desnudos que bailaban sobre
el suyo rozándose, abriéndose, mojándose al mismo tiempo que la humedad brotaba
de sus adentros.
“Vaya, chicas, creía que iba a
ser yo la que os enseñase un par de cosas, pero ya veo que vosotras también
habéis estudiado lo vuestro”
“Chsss. No es momento de que
hables, sólo de que nos dejes jugar con tu cuerpo a Isa y a mí como nos habías
prometido. Nosotras a cambio te prometemos que no te vas a olvidar nunca de
esta noche”
Isa levantó la vista y dirigió
una sonrisa a Sandra. “Déjanos a nosotras esta noche y dedícate a disfrutar”.
Sandra cerró los ojos decidida a
seguir el consejo de Isa. Esa noche no sería la que lleva siempre la
iniciativa, no sería la líder. Esta noche sería todo lo que sus “dueñas”
quisieran que fuera.
“Lo que digáis. Esta noche seré
toda vuestra”
Isa y Marta se miraron al oír las
palabras de Sandra. Isa asintió con la cabeza y Marta se dirigió hacia la silla
donde habían dejado las mochilas. Las cogió y las dejó en el suelo en un lado
de la cama.
Mientras, Isa había encontrado la
forma de mantener a Sandra distraída para que no se diera cuenta de nada,
lamiendo su cuello con ansia mientras pellizcaba y estiraba uno de sus pezones
erectos, mientras que con la otra mano sujetaba las manos de Sandra por encima
de su cabeza.
“Ya podemos empezar” dijo Marta,
e Isa abandonó el cuerpo de Sandra para mirarla desde arriba.
“Perfecto, pero antes quiero
hacerla sufrir un poco”.
Sandra intentaba seguir la
conversación sin entender nada, hasta que se dio cuenta de que no podía mover
los brazos.
“¿Me habéis esposado a la cama??”
Intentó incorporarse, pero no pudo “¿Y los pies también!!!???”
“¿No habías dicho que podíamos
hacer contigo lo que quisiéramos? La próxima vez cuidarás tus palabras… o no…”
en ese momento, Marta se arrodilló en la cama y empezó a lamer el interior del
muslo de Sandra, mientras Isa se montaba a horcajadas sobre su abdomen.
“Primero vas a mirar, y quiero
que te fijes bien, porque más tarde te tocará a ti”.
Isa abrió bien las piernas
dejando que Sandra la viese en todo su esplendor. Su sexo rasurado lo dejaba
todo expuesto pudiéndose apreciar su color rosado, sus pliegues y el brillo de
la humedad que lo recubría.
Mientras cabalgaba el vientre de Sandra
rozando su clítoris suavemente con el pequeño montículo de su barriga, Isa
introdujo dos dedos en su boca.
“Lámelos bien. Quiero que estén
bien húmedos cuando me los meta”.
Sandra notaba la tensión crecer
en la boca de su estómago, pero no era ni enfado… ni miedo… era morbo, puro y
duro morbo. Nadie la había tratado así, ni mucho menos mandado de esa manera.
Nunca lo había consentido… pero estaba descubriendo que no le molestaba tanto
que otra persona tomase el control, dejar que fuese otra persona quien tomase
las decisiones por una vez. Sí, había decidido que no cuestionaría nada esa
noche y que haría todo lo que le pidiesen… sólo esa noche
Acogió los dedos en su boca,
cerró los ojos y se dejó llevar, lamiéndolos y succionándolos al ritmo en que
Isa se movía sobre ella.
“Sí, así Sandra. Lámelos. Sí”
Al abrir los ojos, Sandra vio
como Marta asomaba sobre el hombro de Isa, y mordía su cuello mientras agarraba
sus pechos por detrás. Isa dejó caer la cabeza hacia atrás mientras Marta
pellizcaba sus pezones y Sandra seguía lamiéndole los dedos.
Dejo resbalar su mano libre por
su torso y empezó a acariciar su sexo, despacio.
La humedad de Isa resbalaba ya
por el vientre de Sandra, calentando aún más cada centímetro de piel que
recorría y dejando una mancha oscura en las sábanas. Estaba tan mojada…
Isa acariciaba los labios de su
sexo con sus dedos índice y corazón, evitando deliberadamente su clítoris, pero
juntándolos y presionando lo suficiente como para que el placer se dejase ver a
ojos de Sandra, que seguía mirando a todas partes lamiendo los dedos de Isa y
maldiciendo las esposas que no dejaban que se sumase a las caricias.
“Oh, Marta, más fuerte”
Sandra no pudo más y levantó las
caderas intentando rozarse con lo que fuese. Necesitaba alivio o iba a
estallar,
“Quieres participar, verdad?” Isa
se desplazó hacia arriba sobre el cuerpo de Sandra, colocando una rodilla a
cada lado de su cabeza.
“Ahora vas a ser buena, y vas a
empezar poco a poco. No quiero prisas. Quiero que lo lamas despacio. Yo te
marcaré el ritmo. Saca la lengua.”
Sandra se estremeció al saborear
la humedad caliente y resbaladiza de Isa, que se movía sobre ella cabalgando su
lengua lentamente, haciéndola sufrir…
De repente notó como Marta
empezaba a lamer sus pechos, rodeando sus pezones sin llegar a tocarlos y que
una mano se colaba entre sus piernas.
Los dedos de Marta la penetraron
sin aviso y no pudo evitar sobresaltarse y apretar su boca con fuerza contra el
sexo de Isa, penetrándola con su lengua y haciendo escapar un gemido de su
garganta. Isa aceleró el ritmo de sus caderas dando la bienvenida a la lengua
de Sandra y levantó sus pechos para lamerse ella misma los pezones.
La humedad que salía de su cuerpo
aumentaba por momentos llenando los labios y la barbilla de Sandra, haciendo a
su vez que la suya propia creciese.
Las envestidas de Isa aumentaban,
igual que aumentaba su placer.
Desató una de las manos de Sandra.
“Métemelos!”
Sandra metió dos dedos dentro de
Isa y lamió su clítoris al compás de los movimientos de Isa, que seguía lamiendo
y pellizcando sus propios pezones.
Sudorosa y caliente, se movía
cada vez más rápido, metiéndose los dedos de Sandra más adentro.
“Más fuerte! Muévelos!!”
Sandra no controlaba ya su
cuerpo. El placer de los dedos de Marta penetrándola mientras se masturbaba
abierta totalmente para que ella pudiese mirar, el deseo y la vehemencia de Isa
mientras se follaba sus dedos y el sabor del su sexo en su boca estaban
llevándola al borde del orgasmo.
Sentía como todos sus nervios se
contraían, como el calor invadía su sexo y se concentraba en lo más profundo de
su estómago.
Empezó a moverse más rápido sobre
los dedos de Marta, a lamer con más deseo el clítoris hinchado de Isa. Los
gemidos de las tres se confundían conforme se aceleraban.
La respiración de las tres se
entrecortaba. Los cuerpos se estremecían. Las tres se retorcían de placer
sintiendo crecer el orgasmo dentro de ellas y viendo cómo crecía dentro de las
otras dos mujeres.
Un latigazo de placer sacudió
primero a Isa, que se sujetó con fuerza al cabezal de la cama mientras se
corría en los dedos y la boca de Sandra. Sandra al notar el placer de Isa no
pudo retener el suyo propio y dejo que el orgasmo que llevaba un rato
controlando la invadiese por completo estallando en las manos de Marta.
Marta aceleró las caricias sobre
su propio sexo al ver a Isa y a Sandra gemir y sacudirse en brazos del placer,
hasta notar su cuerpo tensarse y correrse con ellas.
Las tres acabaron sudorosas y sin
aliento tumbadas en la cama, entre un puzzle de piernas, brazos y sexos húmedos…
BRUTAL! Me has puesto a mil! 😄😄😄
ResponderEliminarBRUTAL! Me has puesto a mil! 😄😄😄
ResponderEliminar